La Belleza

Como un sueño de piedra soy hermosa,
¡Oh mortales!,
Y mi seno que a todos por siempre torturó
Ha sido hecho para inspirar amor a los poetas
Igual que la materia, eterna e invreible
Incomprendida esfinge, reino en azul;
Níveo corazón junto al blancor del cisne;
Detesto el movimiento que desplaza las líneas,
Y jamás lloré, como tampoco jamás reí
Los poetas, ante mis gestos altivos,
Que os recuerdan antiguos monumentos,
Consumen sus días en árdua labor
Que para fascinar a estos mansos amantes
Tengo puros espejos que embellecen las cosas:
Mis dos enormes ojos de eterna claridad

Charles Baudelaire


A La Muy Querida, A La Muy Bella

A la muy querida, a la muy bella
Que llena mi corazón de claridad,
Al ángel, al ídolo inmortal,
¡Salud en la inmortalidad!
Ella se extiende en mi vida
Como un aire impregnado de sal,
Y en mi alma no saciada
Derrama el sabor de lo eterno
Saquito siempre fresco que perfuma
La atmósfera de un reducto querido,
Incensario olvidado que echa humo
En secreto a través de la noche,
¿Cómo -amor incorruptible-
Definirte con acierto?¡
Grano de almizcle que yaces, invisible,
En el fondo de mi eternidad
A la muy buena, a la muy bella,
Que constituye mi alegría y mi salud,
Al ángel, al ídolo inmortal,
¡Salud en la inmortalidad
Charles Baudelaire

De estos ojos tan tiernos y fervientes,
De la boca que ahogó mi corazón,
De esos besos poderosos como bálsamo,
De esos éxtasis más vivos que los puros rayos
¿Qué ha quedado? es horrible, ¡oh, alma mía!.
Charles Baudelaire

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